Friday, December 18, 2009
FELIZ NAVIDEAD
Nació en París en 1905. Profesor de Filosofía en Janson-de-Sailly. Autor de dramas teatrales y ensayos filosóficos como “El ser y la nada”, “Las moscas”, “Los secuestrados de Altona”, “Las palabras”, “La náusea”. Todos hemos visto alguna vez un retrato del filósofo Jean-Paul Sartre. Icono mediático de varias generaciones a pesar de su inmoderado mal genio. Bizco, bajito, encorvado, con gafas y fumando en pipa. Fue el padre del existencialismo francés, ateo militante, mujeriego, cartesiano, borracho, amado por muchos, detestado por otros tantos. Vivió amargado. Su padre murió en la Conchinchina cuando él sólo tenía ocho meses. Sartre sentía odio por todo y por todos. Escribió que “el infierno son los otros” y que “el hombre es una pasión inútil”. Perteneció al Partido Comunista Francés desde el año 1952. Su figura fue idolatrada por muchos pensadores, pero también fue acusado de corromper a la juventud con su nihilismo materialista. Le trataron de “víbora lúbrica”, “hiena dactilográfica”, “chacal con bolígrafo”, “cáncer rojo”. En fin, Sartre, el ateo con mayúsculas, el principal referente para el ateismo que impera en nuestros días, escribiendo sobre el maravilloso Misterio de la Navidad para levantar los ánimos (¿y la fe?) de sus compañeros presidiarios. Es sin duda un paréntesis en toda la producción literaria del filósofo. Pero ¿cómo es posible que estos párrafos los haya escrito Sartre?
“Este Dios es mi niño. Esta carne divina es mi carne. Está hecha de mí. Tiene mis ojos, y la forma de su boca es la de la mía. Se parece a mí. Es Dios y se parece a mí... Y ninguna mujer, jamás, ha disfrutado así de su Dios, para ella sola. Un Dios muy pequeñito al que se puede estrechar entre los brazos y cubrir de besos. Un Dios calentito que sonríe y que respira, un Dios al que se puede tocar; y que vive”.
“¿Hay algo más conmovedor para el corazón de un hombre que el comienzo de un mundo, que la incipiente juventud, que el comienzo de un amor...? En este establo se levanta una nueva mañana... En este establo ya ha amanecido... Millones de años después de la creación, en este establo, se levanta, con la tenue claridad de un pábilo, la primera mañana del mundo”.
Habla de la Navidad, del Nacimiento del Hijo de Dios. La lectura de una obra escrita por un comunista ateo está siendo ya capaz de llevar la fe a muchos corazones que hasta ahora se encontraban hundidos en la desesperanza. El prestigioso teólogo René Laurentin ha llegado a decir: “Sartre, ateo deliberado, me ha hecho ver mejor que nadie, si exceptúo los Evangelios, el misterio de la Navidad”.
Pero si este inédito libreto de Sartre resulta verdaderamente curioso, lo más llamativo de todo es que los medios de comunicación españoles no saben nada de esta edición. La progresía española, instalada en un sectarismo que vienen arrastrando desde principios del siglo pasado, no se ha enterado de la aparición de una obra de teatro en la que Sartre reivindica la esperanza y la fe cristiana para salvar al hombre de la amargura de su existencia.
Los suplementos literarios no han mencionado ni el título de la obra. Los programas televisivos dedicados a la cultura practican el mismo sectarismo. El pensamiento único de lo políticamente correcto campa a sus anchas. Está visto, es una verdad científica, en España el que se sale de lo que dictan las leyes de la progresía está condenado al silencio y a la marginación, incluso Sartre.
¡Menuda libertad de expresión!
Murió de un ataque cardíaco en 1980. El mismo día de su entierro, de camino el féretro desde el hospital Broussais hasta el cementerio de Montparnase, algunos comunistas le gritaban llamándole provocador, fue el último obsequio que recibió y el diario L’Humanité escribía que el filósofo mojaba su pluma en sangre obrera.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
3 comments:
Buena entrega, pero ¿Sartre sentía odio por todo y por todos? Mmm… sentía un compromiso humanitario, una responsabilidad (que extraña me parece esa palabra) que es insaciable en el Hombre , pero es una buena noticia eso del libro inédito, construirse; eso es el denominador común de la mayoría de los pensadores del siglo XX , o eso es lo que formaron las bombas, uno se “construye” una esencia , por ende la existencia surge primero, sofocantemente libre ¿paradójico? La fotito de Cartier Bresson es traviesa como todas las suyas, aunque no es de los mejores retratos, ante Sartre el fotógrafo quiere decir mucho, quiere hacer algo perfecto, no resulta.
PD: Estoy a la caza de Van Buskirk, creo que será algo más que un romance veraniego, hay que ir por él, adjunto un excelente ensayo…
http://laperiodicarevisiondominical.wordpress.com/2009/11/05/van-buskirk-el-mas-certero-escupitajo-beatnik/
Parece que me pasé, ciertamente, de "revoluciones", pero se sabe por ejemplo, que fue tal el furor en las gentes jóvenes por los libros y por la teoría sartriana, que el mito Sartre llegó a convertirse en un problema de agitación social por el mismo compromiso humanitario. Tal vez eso quise decir...no es odio sino libertades como condenas, todos ritos de desesperación. Y,
genial la revisión dominical y el dossier kerouac. Un Abrazo.
Post a Comment