Saturday, September 16, 2006

La Pestefernalia.

juanito



Una vez estuve con Juanito de los queques (Q.E.P.D) en una plaza de la Av. Goldie. Le llaman de los queques por su condición de vendedor de queques. Otros días anda vendiendo plumeros y por consecuencia, lo llaman Juanito de los plumeros. Me pidió un cigarrillo y me ofreció vino tinto de una caja de Planella, se me vino a la cabeza un flash del fin de semana pasado, cuando lo vi derrumbado en la basura, borracho y tocado, cantando un tango y su compadre El Peyo Peyo trataba de sintonizar una radio en un equipo roto y con las pilas gastadas, igual se escuchaba Stand by me y Emiliano se sentía feliz de vivir en Eureka. Estuve con Juanito abrazado como si fuéramos amigos de toda la vida y amanecí con piojos, eso no quiere decir que él sea un cochino, es solo que no tiene tiempo de lavarse, el trago le dura cinco días y la cabeza ya no le pica. Cuando conversábamos escuché que Juanito gritaba:
-¡Esta es la parafernalia!-, lo que bauticé en el instante como, “La PESTEFERNALIA”, (Farándula: profesión de los farsantes), por su infectada consistencia vulgar. Es demasiado amor por lo absurdo, me pasó y lo confieso sin ataduras, como en Cabeza Vacía, una banda hip hop sencilla que formamos con Juan Kongos, sumamente mula, cantábamos sobre bases de la Pozze Latina, Run DMC y algunas de los Beastie Boys. Era una movida bastante fina, ideológica, llena de personalidad y sentido. “Pestefernalia pura”.
El dinamismo de los brincos sobre tablas de skate, fotos de Thomas en el estadio que nunca terminaban de construir en el Parque O’higgins. Grabaciones artesanales con Saturnino y sus efectos mal logrados de amplificación, audiovisualmente hablando, seguirá siendo como Elvis gordo. Pestefernalia. En el refrigerador hay una botella de champaña helada, no sé de quien es, pero me la bebí igual, después tuve que dar miles de humanas explicaciones. La mitad de la botella se hizo espuma y lo tuve que beber rápido. Cuando un hombre le dice no a una botella de champaña, en realidad le está diciendo no a la vida.
Parafernalicamente levanto el teléfono y me comunico con la Señorita Chang, su voz misteriosa me masturba vía cable. Cuando estamos encerrados, solos, lo único que hacemos es el amor. Suena The Smiths, louder than bombs. A Saturnino lo invitaron a probar suerte cantando en una banda que desafía a los carismáticos ingleses Morrissey, Marr, Rourke y Joyce. El asexuado Morrissey es de los que respeto, pero detesto su enfermiza egolatría, por motivos es sabido, netamente recíprocos. También me gusta hablar de mí, tal vez sea eso, me identifico con sus letras llenas de hedonismo y frustración.
Llega Denis Gaita y no me saluda, pasa de largo, me quedo con el beso congelado y me pregunto si el autismo es contagioso, voy al refrigerador y encuentro una Canada Dry, camino al minibar de Facundo, saco un Gin Booth’s a la mitad y preparo un trago bien dulce, salgo a la calle con pasos parafernálicos. Viene Juanito de los pisos y con un grito me saluda, tiene su barba de tres días y siento agrado al verlo sonreír.
-Una mano lava la otra y las dos la cara -gesticula Juanito.
-Así es, tengo un Gin con hielo en la casa, te invito a tomar -le digo.
-No compadrito, a la tarde de repente, tengo a mis hijos esperándome en la casa para comprar los útiles del colegio.
-Vaya entonces -le digo.

Denis Gaita dice que soy como el sembrado, es cosa de tiempo, lamentablemente siento que mi cosecha se la están comiendo los cuervos, veo cientos de papeles arrugados detrás de una reja, los textos vitales se caen de vergüenza, la muerte se encuentra con su primo hermano y las arañas sufren de cleptomanía, Denis me besa con su lengua violeta, la mueve dentro de mi boca, me erecto y subo la radio, es Happy Mondays, una verdadera juerga musical, todo el puerto se enciende con las luces de los fuegos artificiales y los lanzas porteños aprovechan de mirar los collares y los aros de oro a una que otra vieja estucada y embobada con la fiesta, cuando las explosiones luminosas se detienen aparecen ellos con su cara de adictos, dan el tirón y rajan cerro arriba. Es normal verlos en la Avenida Ecuador sentados en los bares bebiendo y engrupiendo minas, mostrándoles los sexuales aros del trueque, “yo te doy esto y tu me das aquello”.
Una Pestefernalia disfrazada de ingenuidad y con esplendores cochinazos.
Estoy recorriendo sitios de tortura con más frecuencia, los topless me parecen místicos y extravagantes como una Babilonia del sexo, es un marisquería en plena faena, la profundidad del mar es poca comparada con las bodegas de entrepiernas en vitrinas , las chicas son bonitas e inconsistentes, pero saben seducir a los débiles, llenan de olores el lugar ardiente, entre marisco y pachulí, la parafernalia de los topless comienza con el portero, continua en la caja y luego en el culo y las tetas del escenario. Mi condición fálica también tiene su peste intacta. Se hacen y deshacen negocios, coitos, rumores, manoseos, transacciones apestadas.
La parafernalia está en todos lados, en las galerías de arte y los salones de belleza rosados atendidos por homosexuales, en las gasolineras y sus servicios de milk shake, en los cines normales y en los porno, en los microcines ocurre una erupción de peste, todos están calientes, la entrada te da derecho a sentarte y ver el espectáculo de la pantalla y además, como si esto fuera poco, el de las butacas posteriores. Entré a ver “Boca Salada”, unos gays desinhibidos y lanzados al placer se perforan por atrás como sus cabezas los mandan, actúan mirando la pantalla y la puerta de escape está bloqueada por una mujer que está siendo crucificada por la verga de un negro centroamericano. Siento que alguien me mira y no quiero girar, no quiero ver unos ojos pornos devorándome sin piedad, ni femeninos ni masculinos, no quiero ver nada, estoy “des-sexuado”, todos hacían sonidos mientras la cinta avanzaba, o retrocedía, no sé bien, pero todos estábamos ahí, en la oscuridad del antro, sin miedo a la peste, y sin poder frenar ni un segundo más, la llegada de los orgasmos comunitarios.



4 comments:

Ciriaco Pescador said...

hei hei, ciriaco on the stage, contigo puedo hablar, creo...

Coctelmarx said...

Siempre que te leo hago como te leo pero no. Ahora con calma concluyo: eres un escritor.

Claudia Trejos said...

My dear escritor contingente: Lo único que diferencia estos escritos de aquellos que te leí con anterioridad es precisamente aquello que extrañé en esos, el hilo!!!! ahora si lo veo y disfruto aun mas tu indignante forma de robar lo peor y mas dulces gestos de quienes te rodean.

Ciriaco Pescador said...

hey elver!, upgrade or update, no se como se dice realmente. (escriba más pues. o me vas a decir que el primero lo regalas y el segundo...)