JE SUI ELVER ELECTRONIC MAMBO.

Fue la primera NOFIESTA de Eureka Dark Plaza al aire libre…de eso estoy seguro, corría el año mmm, da igual, fue hace más de una década y la música electrónica no para aún de sorprendernos con sus cambios diarios, cambia igual que nosotros, de rabia y alegrías, cambia con el clima, y se agiganta como nuestros cuerpos y nuestras adicciones. No recuerdo a quién se le ocurrió pero la fiesta era para festejar la nueva multicancha del quinto sector, un lugar de abajo de todo, al final de la ciudad, en los terminales de buses y además de aviones, nuestro aeropuerto personal al terminar la comuna. Nanomanfull reguló los parlantes y ensambló los equipos, Coctelmarx preparo la tarima de los djs, que eran muchos y hacían fila, la levantó con andamios viejos que entre todos cubrimos con nailon y una vieja y sucia alfombra…otros hacían las veces de tramoyas del barrio y movían sillas y mesas y a las dos de la tarde en punto ya teníamos la música a mil beats por segundo, recuerdo que cooperé con algo de música y me dejaron colocar unos temas, además preparé el afiche y lo pegué por las murallas del barrio, convocando orejas y a bailarines que nunca llegaron, yo por esos años quería oír a toda raja a Skinny Puppy inyectado en sangre, Perrito Despellejado es una banda canadiense que en el circuito under de su país era bien conocida, su vocalista Nivek Ogre se suicidó y la banda al tiempo se esfumó a las montañas entre paisajes nevados y leños encendidos en una cabaña pequeña con una rolland olvidada en un rincón. Sonó música electrónica toda la tarde, Carl Cox, Emmanuel Top, Steve Stoll, Dave Clarke, Dj Hell, Chemical Brothers, Underworld, Freddy Fresh, Richie Plastikman, Jeff Mills y varios más, muchos más. Oímos House, Drums and Bass, Trance, Detroit, Techno Industrial y acid jazz. Sonó Radiohead, Leibach, Die Krupps, Ministry, Einsturzende Neubauten y otros abuelos malditos. La fiesta comenzó con puntualidad y la gente estaba fuera de la reja mirando como si todo fuese un zoológico musical, onda Zoolock, de Jean Michel Jarre, pero de pronto comenzaron a llegar niños con patines, nadie los había invitado pero nadie los echaría tampoco, entró uno primero, muy tímido y patinó un metro, luego se devolvió hasta la puerta y miró, como nadie le dijo nada se quedó patinando, al rato otro se atrevió y luego otro y otro, después otro y otro y a los minutos había cientos de niños patinando sin cesar, incansables como el ritmo, chocaban, se empujaban, se caían, se levantaban, bailaban entre ellos y corrían veloces al ritmo de los loops rabiosos y los beats cardíacos, otros se deslizaban en tablas de skate y como nunca faltaba en Eureka Plaza un pastel de caca, este también bailaba en medio de la cancha, justo sobre el círculo central, era nuestro arbitro de harapos y fetidez, un invitado de piedra que estaba ahí con su bolsita con neoprén y las manos rotas, y el cerebro, y los niños y nosotros lo veíamos danzando en otra galaxia moviendo el cuello como si fuese a morir al final del disco, sonaban calando nuestros huesos los nacionales de Fiat 600, Bitman y Roban, Shogun y entre mezclas entraba Krafwerk y la gente ya le tomaba el gustito a la música y a la tarde que caía con el sol tras las montañas del Noviciado, muchos no se atrevían a entrar a la cancha y veían desde los ventanales de los edificios y movían la cabeza vacilando cada cuarto de la melodía. Una vez que estábamos satisfechos con el espectáculo coordinamos un último disco, Blue Mondays de New Order, exclusivo y póstumo homenaje a Ian Curtis y así bajamos el telón de la primera NOFIESTA de Eureka Dark Plaza. En la hora siguiente desarmamos la tarima y acarreamos los equipos a un lugar seguro, una vez finalizado esto bebimos recordando a los niños que cagados de la risa patinaban sobre el falso hielo de la extraña buena nueva musical.