Wednesday, October 18, 2006

Eyaculador de ácido.


-¡¡La poesía es el plato principal, no el postre!! -grité mirando las caras de los viejos poetas de la reunión internacional de Escritores Americanos. La selecta conferencia había terminado y como era costumbre, pasaríamos al momento literario en donde todos leerían sus poesías y relatos, y los demás escucharían y una vez terminada la lata, aplaudirían haciendo gala de su hipócrita sonrisa, era una patética escena. Algunos abuelos critican mi oscura forma de vestir.-Miren el peinado de ese muchacho -escuché que murmuraban. Una tarde me pidieron que dejara amarrado en el patio a mi perro recién nacido, me pasaron la soga y preferí abandonar al grupo, esa tarde vagué por las plazas céntricas cantando,
-“Si no bebo estoy seco, y seco no puedo cantar, si no canto me muero, y muerto no puedo amar, sin amar me vuelvo loco, y si estoy loco me ataran”...Una de las petizas poetas también trabaja como uróloga y la apodamos “la curapenes”,
hablar de poetas me fatiga, solo los sordos deben preocuparse de escuchar, no se hable más del asunto, no hablaré más de escribir, eso prueba sin duda que creo mucho más en el virtuosismo, que en el fingismo, mi naturaleza es escribir, no necesito hacer llamarada de ello, ¿quien anda todo el día mostrando que tiene diez dedos?, -“ser escritor es oficio de sepulturero” -decía Don Vicente que de esta debilidad sabía mucho. Todo lo antes escrito a muerto irreversiblemente. Todos deberíamos tener un vidrio en la cabeza y así poder mirar dentro todos los días, sería más fácil encontrar soluciones, no existirían los siquiatras,
¿quién pagaría por saber su estado mental?.
Indudablemente estoy hecho un solitario, tanto como los mapuches en la capital, las personas avanzan tan rápido que los sonidos cósmicos del kultrún se pierden en el aire y de tanto pensar en ello, también paso de largo ignorándolos. La maldita reunión de poetas siempre había sido para mi una desilusión.
-Brindemos, a ustedes vayan mis saludos, llenen sus botas de oro y plata, al final todos los poetas mediocres se terminan vendiendo, tendré precaución para no ir a la cárcel, les robaré. Sus corazones se abren por encima de mi reino, sus palabras atrincheradas han ganado muchas batallas en este camino de orgullo herido, poetas embotellados en compasión, no escondamos nuestro castillo, el tesoro rebalsa el cofre.
-Pero es nuestro tesoro -murmura un abuelo con roña en las orejas.
-¡No quiero sus chiches abuelo ridículo! -grité desde un gigantesco edificio que le hacia cosquillasen la guata al barbudo.
-¡El cofre se queda aquí, aunque contenga arena, lo quiero!-
La sala de reuniones metafísicas está a nuestro lado, un gran parlante chicharrea…”piensa lo bueno y se te dará”. Los castillos caen y los poetas traen una grúa para sacar los escombros, los mendigos comen pan duro y los magos por vez primera sacan elefantes de sus sombreros, una pendeja muestra el culo desde un ventanal aledaño a Plaza Italia. Las gaitas de juguete desnudan a las culebras en silencio, la razón la desconozco.
-Aquí gana el primero en doblar la esquina.
-¿La esquina de la calle de dónde? -preguntó un perdedor no muy resignado.
-Tranquilo señor -le digo. Le tomo las manos y sé que nunca ganará nada.
-Nosotros los poetas tenemos la palanca de los sueños- vocifera él.
-Supongo que no es tan grave.
-No lo creo, aunque estamos a un paso del purgatorio.
-Cuando estemos muertos nos volveremos a juntar.
-En el idioma del mundo odiado.
-Mucha gente pensará que somos unos visionarios descabellados.
-O tal vez profetas estúpidos con trancas amorosas irreparables.
-Dirán que tenemos la intención de formar un país de intelectuales y artistas, dirán que estamos completamente afiebrados.
-Un país con tanta gente cuerda no existe, se disfrazan de hecatombes, pero son unos fracasados, igual que los intelectuales.
-Eso es lo que falta a este pacato “establishment”.
-¿Locura?, ¿eso quieres decir?
-Necesitamos a todos los obreros y ciegos disponibles, haremos una majestuosa borrachera en el Parque de la Revolución.
-Debemos estudiarlo primero, después vemos como resulta.
-Antes brindemos, recuerda que todo es posible.
-Mira hacia delante, ahí está todo, debemos darle luz, es probable que algo resulte.
-Siento vergüenza. Creo que debemos medir las proporciones.
-No hablemos más del asunto, que yo sepa no he tenido descanso alguno, fui feto, molestia de embarazo.
-¿Parece un tanto contradictorio?
-¿Qué cosa?
-Llegar al mundo incomodando a otros, en realidad somos una cruel desazón.
-¡Muy bien!, brindemos por nuestras tertulias irreales.
-La vulgaridad se pondrá un día de nuestro lado.
-Al momento de morir.
-¿Qué dices?, morir es lo más sagrado del mundo, solo ahí las letras se bañan en sangre.
-¡No!, estás confundiendo los códigos.
-Poesía, dos puntos, es para mi una visión cósmica en cuya unión universal se pueden revelar los dardos grises del que todo lo crea, lo comprende y lo perdona.
-¡Volcanes en erupción!, ¡poetas con altoparlantes!- dice un hombre bebiendo vodka.
-Los poetas a la cuenta de tres…
-¡¡Expandirse!!- gritamos todos en los puños izquierdos en alto.
-Me tengo que ir, me disculpan.
-Claro Elver, reza, anda y reza con convicción, te aseguro que te curarás.
-Ya me siento bastante mareado, unos pocos tragos siempre consiguen desequilibrarme
físicamente, porque mi cabeza a pesar de estar alocada con el alcohol, es potente y no caería a los riscos desolados por ningún motivo. Estoy en perfecta armonía.
Caminé hasta el Metro pensando en los pobres, ¿para que servimos los pobres?, según Facundo los pobres le dan carisma a los países porque los ricos son iguales en todo el mundo. Al bajar al subterráneo vi a Thomas Miller fotografiando los murales de Toral, por esos tiempos Miller estaba obsesionado con los colores del pintor, estaba canoso y no hablábamos hacia mucho tiempo, tuvimos una pequeña diferencia laboral, Thomas me echó del estudio fotográfico de Shelber antes de comenzar el trabajo, fue un chantaje que su descocada esposa montó, un acto fuera de foco, su esposa dice que soy un escritor de porquerías y que el un fotógrafo demente, tal vez tenga razón, lo pude eludir mis ganas de saludarlo, me acerqué a su lente y le tomé el hombro, el cabezón al girar exclamó:
-¡Hermano!, ¿cómo estás?
-Bien, ¿y tu?
-Bien, chucha que tienes el pelo largo.
-Si, ha pasado tiempo. ¿Te cambió el color del pelo o es idea mía?
-Me cambió por completo, parezco un cerro nevado.
-Pareces una coliflor, un viajero satélite enviado a Saturno.
-Ese soy yo, el viejo Titanio.
-¿Y el amor?, ¿cómo va?- pregunté mirando su nikon encendida.
-No hablemos de eso, mira mis canas.
-¿Estás mal?- insistí.
-No quiero hablar de mis heridas Elver, estoy tapado en canas- dice tocándose sobre la oreja y de paso peinándose hacia atrás.
-¿Debe ser muy delicado para ti?- volví a punzar.
-Para hacerte el cuento corto te puedo decir que ella se fue con otro, gracias a Dios se fue, estoy mucho más tranquilo, me siento a toda raja soltero.
-Eres una coliflor feliz.
-Si, y mejor que eso, un león sin dueño.
-Te invito a tomar unos tragos al “Centro de mesa”.
-¿Pero tu ya andas con unos copetes dentro?
-Si, vamos a escuchar jazz.
-¿Quién toca?
-No sé, pero si quieres vamos donde “Dios está tocando el violín”.
-¿Dónde está ese barucho?
-Ya sabrás, camina nomás.
-Pero dime donde queda, no voy a caminar detrás de ti como una putilla calienta.
-Queda en el Circodélico Estado, cerca de “El Toro”.
-Mejor vamos al “Centro de mesa”.
Una vez allí, pedimos dos vasos de whisky barato.
-Bebamos, quiero olvidar, desbordar al mundo, nada es como ese momento- dice Miller.
-¿Qué momento? -pregunté parándome hacia la máquina de música.
-El momento del desborde, ¡salud hermano!-
-Es un instante único en que respiras fuera de la vida.
-Si, no se compara con ninguna embriaguez.
-¿Conoces muchas?, ¿acaso una por trago?
-Creo que dos. La borrachera del vencedor y la del vencido.
-¿Y en cual mierda estás tu?
-No lo sé, siempre termino ahogándome en la sangre de la batalla.
-Eso quiere decir que tu pierdes.
-No, claro que no, con eso se aprende mucho.
-Solo aprendes a reconocer tu grado de sangre, RH positivo o negativo.
-¡Salud viejo!, quiero deshacerme de este pesado sueño.
-No te he oído decir nada horrible.
-¡Maldición!, ¿cómo no?
-Estás muy blanco. ¿Qué te sucede?
-Soy un ángel.
-El otro día maté un gato- comenté.
-¿Cómo es eso?- preguntó Miller mirándome por entre el vaso.
-Lo que ocurre es que Denis Gaita tiene unos canarios enjaulados y un gato todas las noches intentaba comérselos, ella armó un canario eléctrico enchufado a una batería de auto, como todas las noches llegó el gato y se electrocutó.
-Yo nací de noche, vivo de noche, me siento bien en la noche, también debería morir a oscuras- reflexionó Miller sorbeteando whisky.
-Tengo que hacer otras cosas, ¿por qué no nos vamos?, ¡mozo!
-¡Mozo!, nos traes la cuenta por favor.
Nos despedimos y en mi cabeza existía solamente una idea clara, quería follar con todo el mundo. Pongo la llave en la cerradura y las luces de la casa están apagadas, todos duermen y paso al baño entre palmadas silenciosas, enciendo la luz y lo primero que veo es mi cara roja y mis ojos chinos reflejándose en el espejo manchado con agua seca y pasta de dientes de niño. Escucho el sonido de la puerta de mi madre, de seguro se levantará a su vuelta de rutina nocturna antiborrachos, discutimos un poco sobre arte y la conciencia, ella decía que los artistas son unos taimados que reflexionan bobadas y que creen hacerlo todo bien, cuando en realidad, sus teoremas, poesías, pinturas, etcétera, solo embellecen un par de segundos la vida de otros, pero el mundo sigue siendo el mismo y el trabajo mejor logrado, a la larga, se llevará la cabeza de chancho. Mi borrachera estaba perdiendo altura y sus palabras parecían una charla medieval. Salí con el pretexto de un cigarro y busqué a Emiliano Wilde, Eureka está encendida y los carritos de papas fritas y completos están llenos de volados con el bajón, la marihuana abunda, pareciera que brotara de todas las esquinas y los niños creen que esta mierda nos hace pensar cardúmenes de fantasías interplanetarias, todo es asombroso y la noche se abre de piernas, puedo ver sus bragas rojas y sucias, los adictos caminan o están estáticos, no hacen otra cosa, los paquetes de paraguayos tienen ligaciones secretas con la escuela de mudos, son tóxicos venenosos que nos hacen extrañar aún más a la Tere y sus cogollos andinos. Joselito El Magnate siempre apoyado en la esquina con el pie en la muralla y el otro listo para correr, plasmado, pacífico y sobrenaturalmente ido, hay días que muchos adictos se congregan y se desconectan en grupos, esperan toda la noche que algo entretenido pase, odian la música electrónica y siguen escuchando a la rubia de los ojos celestes y Divididos. Emiliano se acerca con pasos
livianos, como suspendido en el aire, el olor a marihuana y alquitrán tiene a los perros durmiendo, las zapatillas españolas de Wilde tienen nueve colores y parecen de un velocista de los años treinta, la suela se pega en el alquitrán fresco, es época de elecciones parlamentarias y las callen lucen una nueva y delgada capa de cemento, los candidatos creen que les creemos, como si nos pudieran comprar con obsequios raquíticos. Mis vecinas alcahuetes votan por el imbecil que se tome más fotos con ellas, acaso es tan complicado el asunto, “estamos en la época del tributo ala basura”, tal como lo explicara Rimbaud en su paso por el infierno.
-¿Quiero descargarme con alguna perra caliente?- exclamé tocándome el marrueco.
-Vamos Elver, conozco un sitio en donde te pajean por tres lucas -dice Emiliano encendiendo un hachis ínfimo.
-¡Apaga esa cagá!- lo recrimino. Pareces angustiado.
-Tienes razón.
Un taxi último modelo se detiene en nuestra nariz, nos subimos y bastó que Emiliano dijera Kafka para que el chofer replicara con John Milton, según el chofer mañana lloverá, Emiliano lo compara con Travis, el taxista de Taxi Driver, al final terminamos hablando del error de Scorsesse en la toma del ventanal afuera de la sede del candidato Palantine, en donde se ve la cámara reflejada en el vidrio pasando por sobre el eje de filmación.
-Topless chiquillos, adentro están las guerreras- gritaba un hombre de dientes amarillos y otros ausentes.
-Esta bien aquí- dice Emiliano tosiendo.
-¡Pasen cabros, no se van a arrepentir, por luca cada uno, adentro están las perritas,
Geisha dos melones, Turca la zorruda, Culito de chantilly, y la nunca bien manoseada Clítoris de ballena.
-Entremos- dijo y pagamos al portero.
-Pasen cabros, la paja va por cuenta de la casa.
Al entrar sentí un denso olor a semen y pescado, el suelo tenía grietas que eran producto de las colillas encendidas que quemaban la alfombra, una chica baila sobre la tarima, no tare sostenes ni calzones, pero si zapatos, sus pelitos del monte de venus son brillantes y negros, todos los hombres la aplauden y los ejecutivos entusiastas tienen la corbata amarrada en la frente, gritan, fuman, corren mano, el portero con su guoquitoqui se comunica con un sapo del exterior, está todo controlado en caso que lleguen los policías, ellos les llaman botones. Un gordo le pone mil en la mano a la bailarina, le toca las piernas y le mete los dedos en su profundidad húmeda y delicada, ella lo mira indignada y le deja caer un manotazo como Martín a su esposa, los lentes del gordo se pierden entre las piernas de los demás calientes voyeristas, también se pierden maletines y comienza a quedar la cagá. Nosotros miramos embobados como comienza a agigantarse el clítoris de la bailarina, Emiliano a tenido suerte en los negocios y me presta cinco mil para que escoja entre las putas, camino hasta la barra en donde solo venden bebidas para deshidratados, se me acerca una chica, su perfume no es tan ordinario y la abrazo como gángster jalado, ella sonríe y me invita a un sitio oscuro, me habla en el oído y me erecto, la música no me deja oírla.

Entramos a un pequeño cuarto, el olor es de orgía africana, ajusto mi pupila y comienzo a ver, ella se saca los calzones y tiene poquitos pelos ahí abajo, me pone la mano dentro del pantalón y sus dedos están tibios, me hace el movimiento del sube y baja con exacta coreografía, una lolita blanca se queja a mi lado, está lleno de parejas interraciales, una negra altísima muestra sus dientes, detrás de ella un hombre perdido en sus nalgas, todos sudados, fornicando como perros en leva, uno al lado del otro sin darle importancia a la performance, el conjuro de pieles es digno de Sudáfrica o Pompeya destruida a cachas. Le pregunto el nombre a mi compañera, ella responde Beatriz, me baja el cierre y solita me pone el condón con la boca, le pido que me la mame primero, entra Emiliano con una rubia de población, me siento extraño con todos los coitos a mi lado, Beatriz es una profesional de la felatio, por momentos siento que me explotará la verga, le agarro las tetas a una chica de mi lado, ella me deja sonriente, mi pupila a cada segundo se ajusta más a la realidad, hay muchos apunto de acabar, y las mujeres no se dan por enteradas, parece que fueran inmunes a los orgasmos, es su trabajo y por más que intenten gozar, tal vez no lo consigan, cuando viene subiendo el semen por mis testículos la detengo y trato de frenar el impulso arrebatado, no puedo hacerlo del todo y me quito el condón para llenarle el pecho con semen, se lo froto entre las tetas y el cuello. Ella comprende mi fantasía y me dice al oído:
-Si quieres te puedo visitar gratis.
No respondí y caminé hasta el escenario. Ella venía detrás de mí, su cuerpo es hermoso y me dice que la mire cuando este en el escenario, me siento flaco de tanto carrete, las piernas me duelen como si viniera llegando de un triatlón extremo.
Emiliano sale del cuarto oscuro, no estaba haciendo fotos precisamente, camina en zigzag y trae el cierre abajo.
-¿Alguna vez la vagina te ha tirado el pedo? -me pregunta Emiliano sonriendo.
-Si claro -respondí pensando en la Chica Tiniebla.
-¡Que loca la guevá! -exclama él.
-Una vez guatón, estaba tan loco de borracho que hablé una hora o tal vez más con mi pene, conversábamos de la vida, el miraba y hablaba por donde mismo, pero que importancia tenía su precariedad lingüística o de visión, igual me respondía a las preguntas.
-¿Y como que cosas le preguntabas?
-No sé, puras guevas, era mi volada, yo era su ventrílocuo.
-Si te entiendo, es lógico, ¿cómo podrías hablar con una tula?
-Con mi tula si pude hacerlo.
-Entonces cuenta. La marihuana te produce lagunas mentales.
-Si, pierdo las ideas.
-Se fugan cuando no eres consistente con el argumento.
Beatriz sale al escenario, trae un bikini azul y sus ojos desembocan en los míos.
-Recuerdo que hablábamos del futuro estudiantil de él, yo le preguntaba por sus estudios superiores y la cabecita de gato me respondía que le gustaba Derecho.
-Es muy extraño que puedas hablar con tu pichula, es un caso para ser estudiado con calma, quizás tengas serias complicaciones mentales, o te estés desdoblando en un estado fálico. Anda donde un especialista Elver, hazte ver por un profesional -ironiza Wail.





4 comments:

angelilith said...

asombrante lo delicado que eres con los vulgares detalles de esta fantastica creacion literaria,te juro que hubo momentos en que senti hasta el olor...DE SEGURO TE HUBIERA GUSTADO EXPERIMENTARLA..

Elver Cruzila said...

que bocaza?

Ayari said...

Hallo, gracias por la visita.
La banda se llama Siempre me Dejas y la rola se llama "Mil días, mil voces".
Mi hermano es el que sabe que onda, pero investigaré y te aviso.
Saludos (=

Romina Berenice Canet said...

El plato principal y el postre, algunas veces.
Otras
el hambre.


Gracias por la visita! Un gran abrazo!!!!