LETRA MUERTA

Sin el ánimo de ser ni parecer soberbio considero que a un escritor con tantas ideas porfiadas como yo, y que de cierta manera, no sabe como dejar desbandarse a sus anchas sin maltratar a nadie, debería serle cómodo escribir en un día tan iluminado y especialmente pertinente, pero no lo es, no sé si es porque siempre garabateo desde lo peor mí o qué, digamos que, o qué. Desde hoy intentaré cambiar de una vez por todas esta porfía de ser triste porque sí, o sea tampoco es tan posible porque tengo una depresión de mierda declarada, cuaja en mis pensamientos y se traslada por todo mi cuerpo de lado a lado, bailotea con la angustia de mi pecho y almuerza llorando sin considerar la pena, pero no entiendo bien el cuento aún, tenemos departamento nuevo, nuevo de paquete pos perico, todavía rondan maestros sacando detalles que nosotros, con lupa y mediciones buscamos, todo es nuevo, nada se repite, electrodomésticos nuevos y porque no gritarlo con ecos estereofónicos; “Tenemos una exquisita existencia anónima”. No ganamos ningún premio aunque así parezca, tenemos muchos vecinos nuevos y todos felices y saludables, salen de sus departamentos paseando la guagua, al perro, todo lo hacen con chancletas y bata de dormir, lo encuentro brillante, mi ego extrapolado me dice que actúan para mí, viendo bien el barrio parece Manchester. Desde nuestro balcón se ven cientos de techos de industrias polvorientas y fumo un cigarrillo razonando el gris entorno con un sol declarando sus fucilazos a la tierra, claro que sigo medicándome a diario, mi rutina psicotrópica no se detiene, siete u ocho dosis de antidepresivos mezclados con cereales y galletas y yogurt, lo que me pone levemente mejor, sonrío mas de la cuenta, hago un balance con facilidad, yo nunca estoy tan contento y por tanto rato, estoy batiendo mi propio record, respondo bien a todos, es extraño, parezco buena onda cuando soy una mierda infame, lo peor, contesto bien a las preguntas y por dentro los puteo y los encuentro último de imbéciles. Volviendo al barrio me parece a ratos excesivamente solitario y con frías ventoleras que nadie sabe bien de donde provienen ni adonde van, pero es paradójico porque todo está repleto de personas en el vacío,“niños-mascotas”, gentes relacionándose mostrando sus infatigables oficios, autos feos apocados al lado de los full equipo, viejos fumando pipa y viendo el diario de atrás para adelante, advirtiendo a los otros pasar sin inmutarse, las cuadras suceden a otras llenas de industrias humeando todo el tiempo, está muy bueno este lugar, me alegra y me lleva a escribir lo que me tiene aún más contento. Quizás dirán “la gueá mamona”, pero que tanto, me inspira este Manchester criollo y sus alrededores avejentados, llenos de polvo y frialdad,
es grandioso no conocer a nadie ni tener que saludar por la puta cortesía.
Con este acto comencé una nueva etapa, tendrá por título, “LETRA MUERTA DE MATUCANA”, aunque de esto debiese preocuparme al final, ya tiene título porque esta vez voy a empezar por donde siempre debí hacerlo. Matando al título con un tiro de gracia inicial y visitando con flores al texto que morirá, sin poder evitarlo y sin rebobinar, con tu mirada.