PELIGRO DE DERRUMBE.

No creo que pueda sentir algo más hermoso que tus labios en mi boca al amanecer.
O, al amanecer, no creo que pueda sentir algo más hermoso que tu boca.
Mi lengua en sus pezones adquiere una rigurosa violencia,
e indecencia,
es un excitante maltrato de la carnuda mamadera,
ella tocaba hasta donde no debía, y yo me dejaba.
Después de un rato la mandé a la chucha
y ella a mí.
Nuestros juguetes estaban rotos
a los pocos minutos de declararnos amor eterno.
Eterno...amor- fo.
Ella es parte de él,
él es cosa de ella.
Lo peor es que todavía la quiero.
Y terminamos vomitando sangre y llamaradas de palabras.
Después volvímos y parece que ya no nos amamos.
Por la noche
la desnudé en un minuto,
la chupeteaba como antes, por todos sus rincones,
y lamía sus pezones con demente vehemencia,
en rigor la mordía,
le estiraba las tetitas hasta erectarlas sublimes.
y eso que ya no sentíamos lo mismo.
Ella estaba loca, excitada,
tocaba hasta donde no debía hacerlo.
y por supuesto, yo me dejaba.