Monday, October 30, 2006

Amor technoviciado. (The Kate Moss Remix)




Recién me enteré de la aventura de Denis Gaita. Su padre no habla mucho conmigo, nos llevamos mal y cuando quise saber donde estaba ella, el viejo se levanto de raja y gruñó:
-¡La Denis se fue con mi hermana a Zapallar!
-Gracias -respondí y corte de golpe.
El viejo no habla conmigo y dio la explicación para calentarme, sentí su burla y su desahogo, como si yo fuera un monstruo maldito, no me hago problemas y llamo por teléfono a una chica que conocí por ahí, además de tener trece años tiene unas tetas gordas, la vi en los pasillos de una galería de ropa interior y me acerqué a ella igual que imanes negativos, nos miramos de la forma más loca que ambos conocíamos, como si fuéramos a morir si no nos volviéramos a ver, nuestros cuerpos se contenían, la chica es una frágil Pocahontas, morena y sensual, la lleve a mi ojo cien veces en un minuto.
-¿Cómo has estado?- le pregunto sin siquiera conocerla. Sentía que ella iba a responder bien, pero me confíe demasiado...
-No te conozco.
-Yo tampoco, peor nos hemos mirado quince minutos, al menos déjame anotar tu teléfono.
-Anótalo, pero llama dentro de una semanas, porque ahora está cortado.
-Bien, quizás te llame el próximo año.
-No exageres.
Actuaba con la niña muy delicado, como si algo fura a quebrarse, casi suspirando viendo a su ángel dopándome y sabía que no podía molestar a Denis Gaita porque yo era un caliente enfermizo, tenía claro que no estaba en Zapallar y creía aún en la hipótesis de la casa de Departamental, ella está convencida que la engaño y va por el desquite, tiene derecho a vivir, no tengo deberes con ella, ni recursos para tenerlos, me enrabia que me engañe con un cuico de mierda, un ufólogo, me supera en distancias siderales. Ando con la mierda hirviendo y mi madre me critica:
-¡Te trato bien y mira como me respondes!
Las madres que hacen semejantes afirmaciones la mayoría de las veces no han hecho nada por sus hijos. Paso las penas con Masushi y nos vamos en terapia al Noviciado, antes llamamos a Saturnino y Damián, Masushi me pasa el celular y alguien contesta:
-Carnicería-, era Saturnino.
-Te pasamos a buscar en tres minutos.
Saturnino viste un chaquetón estilo manager de boxeador y unos lentes negros de Elver, oculta sus ojeras, Antonia Jassim lo hace bailar en suelos del aire, o en autos del cielo. Pasamos las penas riendo, es excelente la terapia, 100% eficaz, Masushi pregunta por marihuana, lo llevamos donde unas minas que venden, en el auto me como las uñas y Saturnino retrocede una cinta con un lápiz, Masushi nos muestra su último cd electrónico que es un techno español pegado y mula. La reunión comienza con cervezas por doquier, nos iremos a respirar al final de Eureka, a Las Lomas. Escuchamos Dave Angels y Roger Waters, he comprado pitos tantas veces a la minas que puedo distinguir bien entre ellas, a pesar que se visten todas iguales y siempre mal teñidas como arquetipos caóticos, son rascas en rigor, pero una parece que no tanto, esa me gusta, esconde los paquetes en el tubo que sostiene al poste, nos miramos, si fuera un millonario me la llevaría raptada a una isla, tiene sus rasgos arios tan pasados a llevar que parece una mujer que ha sobrevivido a dos guerras mundiales, es bruscamente sensual, maneja la situación, compré dos paquetes y ella escogió los grandes y con papel de arroz dentro, caminé de vuelta al auto que esperaba unas cuadras más allá, volví a mirarla y ella se sonrió muy bien, se veía muy limpia con un fondo de casas de tabla. Está muy flaca, me gustaría que no fumara tanta pasta, no le hablo por miedo, siempre hay hombres cerca esperando la plata, cabrones recién llegados de la cana. Las otras minas se huevean con los abortos, ella no se da por enterada, sus pantalones van justos, se despide de mí a la distancia con un movimiento infantil y una cara tratando de encontrar mi comprensión.
-Te demoraste caleta- jadea Saturnino.
-Está bien- asiste Diego.
En el desvío hacia el Noviciado siempre hay minas haciendo dedo, hacia a la montaña solo pasa un bus cada una hora y de casualidad una muchacha se nos sube, en dos minutos la llenamos de lascivas preguntas.
-¿Nunca te han intentado violar?
-¿Por qué haces dedo?
-¿Te gusta el dedo?
-¿Te han hecho propuestas indecentes?
-¿Qué número de sostén usas?
Nos aprovechamos de su necesidad, además tenía cara de tonta y asustada, el camino parece una carátula de Pink Floyd, con vacas y pasto verde hasta la mitad de las patas.
-¿Perdona mi patudez? -dice Masushi. ¿Te gustaría pasar los cambios?
-Perdón señor, pero usted se equivocó de mujer. Yo no tengo locomoción para llegar a mi casa y me veo en la necesidad de hacer dedo, trabajo en la Copec y soy casada.
-¡Mierda tranquila, es broma!
-¡Súbela!- grita Saturnino y quiebra el seguro de una lata. Suena Beck.
La muchacha pide que la dejemos en el disco Pare, Masushi se detiene y ella da las gracias dos veces como buena campesina, el auto patina al partir y la mina queda en medio de una nube de polvo, igual que el video del autito que tira esmog hacia atrás en la pista.
-Le cambiamos el polvo. Debimos ser más insistentes.
-Ustedes se quedaron callados, ahora les bajaron las ganas.
-Fea culiada, tenía los labios muy finos, no hubiese servido de mucho.
Cuando venían autos en nuestra contra Masushi ponía el dedo en el vidrio delantero, igual las piedras quebraron el foco de mi lado, la terapia no se apagaría con nada.
Ni siquiera con frío, nos detuvimos en el camino lleno de árboles frutales, el perro policial muerto que queríamos enterrar ya no estaba, había pelo y tierra, Masushi actúa como si tuviera un arma, se pone guantes negros y sonríe macabramente, dice que nos matará. Saturnino salta una cerca y se esconde detrás de un pino quemado, también actúa, me confundo con lo real, ¿Masushi nos mataría?, es peor que una caja de sorpresas y no sé bien en qué diablos creer. Saturnino trata de frenar el histriónico y letal argumento, le dice a Diego que está viejo para esas porquerías. Para que no me mate le digo que se ve muy joven y más delgado
-¿Qué suerte que todo sea cine?
-El cine es barato.
-No fue suerte. Ustedes supieron elegir, otro los habría matado, acá se pueden pudrir esperando por ayuda. Eligieron bien.
Saturnino cuenta que vio a un hombre tocando el saxo tan borracho que se volvió loco, como de costumbre, Saturnino es un poco Ed Wood, todo lo impresiona, cuando estoy deprimido consigo jarabes con un amigo farmacéutico que además produce fiestas góticas, y ahí quedo expuesto a las impresiones. -Una carta sobre la mesa, un pan con mermelada, la campana absorbe humo, un closet lleno de ropa de otra estación, un beso inolvidable, una holografía de la bella durmiente, un libro de Lucas Estrella, un auto que patina quince metros y deja marcado el pavimento con un trazado negro-.
Masushi maneja como en una película de asaltos, Saturnino grita:
-¡Despacio Diego, tenemos proyectos en casa!-
De vuelta nos miramos las caras de locos, nos decimos “abre más los ojos”, “ponte gotitas para el rojo”, “cómete un alka”. Escuchamos a Morrissey, una buena canción. Parece de Fantasilandia. Viva Hate. En la borrachera recuerdo a Denis Gaita, concluyo que me dejó después de mi rabieta. Mandé todo a la mierda, cuando se despidió en la Plaza de la Paloma Sagitario fue clara:
-¡Puedes ir donde esas mujeres y emborracharte con ellas, pero no me importa. Aún tengo tiempo para mí!-
Lo nuestro terminó mal y eso es lo peor, siempre es rico encontrarse con la ex polola y darse una revolcada y después chao. Denis Gaita me celó con mujeres que no existían, las inventó para disculpar sus romances. La imagen de sus labios se transformó en mi monograma. No tolero su comportamiento porque soy incapaz de soportar el mío. Dudo de mí y escucho a Eric Bardon, estoy triste y un niño grita fea a sus abuela.
-¿Cuándo volveré a considerar las tetas?, necesito su cuerpo, es doloroso perder. En vacaciones de invierno y en la playa siempre habrá alguien a quién recordar.
Mi sobrina Paz encontró unas revistas porno y las votó al basurero, quedé aún más solo. Es rico pololear hasta que a uno le gusta demasiado la mina y tiene que llamarla pidiendo disculpas. Conseguiré una nueva mujer, no muy Kraftwerk ni muy parecida a Janis Joplin, necesito algo como esa mujer que pasó en la micro del lado y me miró todo el color rojo del semáforo, movía las pestañas y levantó la mano antes de partir, una mano inalcanzable para mi, por velocidad.
Voy a la ropa americana y me traigo lo que pienso que es mío de antes. Llamo por
teléfono a Betsy y quedamos de vernos en el siete a las doce. Cuando llegué me sorprendió
la belleza de su amiga, una rubia de lentes muy coqueta y de mi gusto. Betsy se dio cuenta y trató de ponerse en medio. La amiga se llama Céfora y su polera dice Armstrong. En la noche cuidamos una casa y de paso bailamos sobre los sillones, Betsy es un poco adicta, se la lleva pensando en coca, y después en los cocos. Todo es tan ridículo.
-¡Estoy enamorada de ti Elver! -gritó Betsy desde un sillón que ya se caía.
-¿Qué?, no te oí.
-Si me oíste, dame una respuesta.
-No las entiendo.
-No hay nada que entender.
-Es super bonita tu prima.
-No es mi prima, es una amiga.
La rubia se pone cocoroca, bebe un sorbo de cerveza y cambia la radio. Se detiene en Smiths, “I wont share you”. Salto del sillón y canto dando saltos en estridencia coreográfica. Betsy saltó sobre mí. Fue brusca y yo más todavía. Le torcí un brazo y lloro un poco, fue mojigata y luego nos dormimos, sin besarnos y sin decirnos cosas lindas, Betsy me empujaba y decía:
-¡Deja de roncar!-. Se notaba que necesitaba sexo y preferí dormir.
Denis Gaita me revuelve la cabeza, despierto y me gustaría estar aquí para siempre, con las persianas cerradas, desnudo, estirando la mano hacia el lado y tocando su piel sedienta. Están operando a mi sobrina con algunos estanques y una mariposa de suero en el brazo, cuando los médicos matan a alguien los ascienden y cuando un borracho choca mueren otros. El diablo no falla, me serví un té caliente y tuve que esperar cinco minutos antes de tomarlo, Van Morrison es realmente bueno. Hay neblina y toso. La rubia Céfora me anota su teléfono y dice que nos pongamos de acuerdo para visitarla por las tardes, claro que lo haré, necesito mi resarcimiento, lo volveré a pensar, mejor no. He tenido malas experiencias con rubias, a muchas de ellas se les parte el corazón como un huevo y de adentro les sale un pajarraco.
Denis Gaita no entiende que esto de hablar de mujeres es un concurso literario que estoy perdiendo de control. Las aventuras llegan al orgasmo en mi cabeza. Solo tengo ideas y más ideas, ahora mismo podría contar que le hice el amor por el culo a la dueña de la amasandería. Denis Gaita cree que me acosté con una niña de trece años. No soporto el olor a pichi y fumo mientras escribo, cuando fumo estoy borracho, eso se sabe, los que me conocen lo saben. Ella lo encuentra todo tan real y me halaga. Llamo por teléfono a la casa de Denis y pregunto por su paradero a su madre.
-¡Zapallar hombre!- me responde y mastica algo de almuerzo o de once. No sé que hora es y salgo a caminar por Eureka con muestras de evidente frustración. La gente rumorea lo cagado que estoy, la gente siempre habla de mí. No es vanidad, se dan vuelta a mirarme. Mi madre se acelera y me manda a encerar el patio.
-¡Necesitamos lluvia, limpia Elver! -me ordena. Marca el teléfono de su amiga adivina, hacen una cita para mañana en la tarde. Con inciensos y extractos de ruda, polvos de sexualidad y Cristo de por medio.

Facundo duerme a mi lado, ayer trabajó de noche y su pieza esta llena de juguetes de mi sobrina Paz. La operación la mantiene con la boca cerrada y Alicia en el video. Facundo me pide que deje de escribir.
-¡Tengo sueño Elver!-, ¿crees que estuve jugando anoche?
-Me quedan pocas líneas, ten paciencia. Dame un minuto.
-No has conseguido nada escribiendo. ¿De qué paciencia me hablas?
-Espera ya término.
Facundo ronca nuevamente y me cambio de habitación. Entro al cuarto de herramientas con mi máquina de escribir, es un buen sitio para trabajar, no lo había pensado. Lo ordeno y bautizo a la vez como escritorio, una pala con barro y varios tambores de aceite, un saco de dormir y pintura al agua. Me encierro con las herramientas a terminar mi construcción.
Denis Gaita me dejó porque estoy sumergido en cosas supuestamente malas. No tengo conciencia política y menos ídolos, me gusta beber y fumar. Nada interesante, ella encontró algo mejor y lo tomó, eso es todo. El mundo prefiere una manzana roja y limpia que una podrida. Escribir sobre Denis Gaita es complejo, porque la amo y tengo la esperanza de que este pensando en mí. Suena el teléfono y cortan, siempre creo que es para mí.
-Impresiónalo tanto como sabes, con movimientos circulares y tu lunar sobre el ombligo. Serpiente, Flor Asesina, Vampira, Droga Barata, Estafa.-
Escucho un cassette que grabamos mientras hacíamos el amor. Es terrible pensar que gimes en el oído de otro. Yo me equivoqué, escogí mal el argumento a exponer, debí escribir sobre polillas.
Entro a un teletrak y me encuentro con el padrino de Saturnino. El Turko es nombrado entre las apostadores. Los viejos dicen que él sabe. Apuesta unas trifectas y lo veo cobrar, cuando me ve entre los viejos me llama y me invita unas cervezas. A mi suerte le quedaba un poco de resina sin daños. Hablamos de Saturnino, el Turko lo quiere demasiado.
-¡ Ese gordo es como mi hijo, me gusta verlo borracho. No se calla nunca, no para de hablar. Me gusta que llore curado y se desahogue. Saturnino no sabe todo lo que lo quiero!-
-Si sabe, siempre me habla de usted.
-Dime tú. Tutéame, no soy tan viejo.
-Turko suena bien, te diré Turko.
-Las cicatrices y las arrugas me dan tranquilidad. Es una garantía en barrios peligrosos.
-Entiendo.
-Supongo que entiendes. No me gusta tomar con giles.
-¿Cuánto ganaste hoy?- le pregunto y sorbeteo.
-Eso no se dice, menos se pregunta.
-¿Por qué no?, ¿es cábala?
-Siempre llegan a jugar primerizos y cuando ganan gritan con los boletos en la mano. Hay niños adiestrados para robar boletos. Cuando gritan gané y levantan los boletos, los cagan, tu debes saber como son de “agujas” en Eureka. Todo es necesario.
-Por eso los ganadores no abren la boca.
-Por eso, ¿entiendes?
-Leí algo parecido en un libro de Charles Bukowski.

-Dicen que el borracho era bueno en las apuestas. Al menos eso escribía.
-Yo escribo que soy casanovas. Puras mujeres y es mentira.
-Entonces Bukowski no sabe hacer ni una quinela.
-¡Esta muerto!
-¿Se le echó la yegua?, ¡peor todavía!
Dos mujeres entran al bar. Traen la cara llena de neoprén y un niño las acompaña. El Turko les sirve una cerveza y les pide que salgan de eso. Ellas se ríen. Nunca le escucharían tanto como para dejar el ñoco, la bolsa de pegamento. Tomaron la cerveza en un minuto y se fueron, el ambiente se impregna con el olor y la luz de la noche comienza a seducirnos.
-Pareces aproblemado- dice el Turko.
-Mi mujer se fue con otro.
-¿Adónde?…muy lejos.
-A la playa. A Zapallar.
Canta la hermosa calva irlandesa, después empieza Good de Morphine y luego The Ganjas peel session.
-¿Cómo se puede saber cuando una mujer ha sido infiel?-, le pregunto al Turko que llama al mozo y pide dos combinados.
-Con blanca o de la otra.
-Con blanca.
-Dos con blanca- dice él. Para saber si miente mírale los ojos. Si tiritan está mintiendo.
-Ella es profesional para mentir. Cuando dice la verdad se pone roja.
-¡Entonces cagaste!-
-Es injusto.
-Nada parece muy justo. Puedes estar super bien un día y al otro te están velando.
El mozo trae los vasos y agrega: “Les puse harta malicia”.
-¡Está muy fuerte el trago! -digo besando el vaso.
-Pide más bebida. Los maricones piden bebida.
-Si no la pido se me va a coser el hígado.
-Esta bien. También necesito un poco.
Bebimos dos tragos más y nos dimos la mano fuerte. Ebrios. Nos sacudimos.
-¡Cuida a mi gordo! -jadea el Turko tambaleándose.
-No hay problema.
-Busca a tu mina. Es triste que la potranca de uno tenga tantos jinetes.
Caminé de vuelta a mi casa, Facundo dormía y le robé cinco mil de la chaqueta. Tomé una micro hasta el terminal. Hacía frío. La gente caminaba rápido y la policía esperaba un asalto para entrar en calor. De grupo. -¡El clima es un mal carácter de Dios! - efluviaba una propaganda de paraguas.
Pagué mi boleto con dirección a Zapallar, el Turko había conseguido echarme el suficiente ají en la raja. Si no era capaz de buscarla, no era capaz de nada. Compré una revista de westers y leí solo el encabezado. Dormí y soñé con la niñas embetunadas en neoprén, quedé rotundamente pegado. Al llegar a Zapallar no sabía por donde empezar, así que caminé hacia todos lados, buscaba su cara, quería besarla y romperla al mismo tiempo.

Compre un pan y meé en un kiosko cerrado. Yo parecía forastero, estaba sucio, borracho y con la caña que es peor. El sol se había entrado hace horas, en unos videos sonaba Duran Duran y los niños jugaban Mortal Kombat, se reían con el fatality descuartizador.
-¡Así le haría a tu hermana!-, decían.
Bajé a la playa. Reaccioné. ¿Qué buscaba realmente?. ¿Qué haría si la viera?
Dos bichos en leva hacían el amor sobre unas rocas. Los policías en moto buscaban pescadores clandestinos. Un grupo de invernantes jugaban con una pelota al fondo de la playa. Se veían como hormigas. Es invierno, y aunque yo lo quisiera, no podrían llamarse veraneantes. Tenía la certeza que ahí estaba Denis Gaita, estaba tan seguro como el final de una teleserie venezolana en que alguien muere, queda inválido, ciego o muere quemado. Caminé pensando en cosas malas. -¿Qué había pasado con todo el amor que me tenía el lunes a las cinco?, -¿Qué había pasado con los putos besos mojados?
La noche estaba ahí, sobre nosotros escribió William Gibson. Todo parecía una tele sintonizada en un canal muerto. Denis Gaita fumaba sentada sobre una frazada, un chico moreno apoyaba la cabeza en sus piernas. Siempre supe que le gustaban los morenos. Me acerqué lentamente y di mis saludos, ella puso la cara de un trashers viendo al diablo, pálida, muy pálida. El moreno se levantó y se fue, lo detuve y le dije:
-¡Ahora que ella esta en problemas te vas!
-¿Qué problema?, ¿le vas a robar?.
-Ándate o tu papá va a gastar mucha plata arreglándote la cara.
No sé de donde me florecía tanta violencia. El moreno se fue con su polerón Hugo Boss y sus zapatillas Reff de skater.
-¿Cuánto tiempo más piensas quedarte aquí?- pregunté dejando la revista en la arena. Los demás muchachos miraban y prendían una fogata, escondían botellas de pisco enterrándolas en la arena.
-¡Me quedaré todo el tiempo que sea necesario para olvidar que estuvimos juntos!- dice ella pretendiendo disimular de su cara la pena.
-No me necesitas.
-No, no he dicho eso. Estoy dejando atrás lo nuestro, él es pintor y me propuso un desnudo, artístico por supuesto.
-Es igual de cualquier forma, ¿supongo que te negaste?
-¡Porque habría de hacerlo!, ¿siempre creí que te gustaba el arte?
-Espera vuelvo enseguida.
Caminé hasta el moreno que apodaban Vangó, espere que estuviera en guardia y le di un derechazo en la sien tan bueno que gané la pelea por puntos, por abandono y por knock out. Denis Gaita lloraba, no comprendí si por él, por mí o por el frío. La cuestión, o el amor estaba muerto, caminé por la playa de vuelta al terminal. Lloré unos minutos. Había llorado antes por una mujer, por mi vecina, mi primera relación. Valentina se fue con un estudiante de ingeniería y tuvo dos niñas en un año. Ella piensa que aseguró su futuro y yo pienso lo mismo, claro que su felicidad no se ve por ningún sitio.
No miré atrás, sentía que alguien venía, si volteaba alimentaría su necrófago placer, y no
estuve dispuesto a que comieran mi cadáver. Las lágrimas tienen más moléculas que
habitantes en la tierra, mis lágrimas tenían cinco planetas unidos, iban dejando grietas en la arena, un corazón dibujado con ramas en la arena me punzaba el pecho:
-Van y Denis-. Giré hacia el grupo, la fogata tenía el porte de una persona, vi como tragaban pisco, Denis atendía al pintor con su boca loba, todos me gritaban pero el viento se llevaba sus chuchadas al horizonte del mar y corrí hacia ellos y ellos hacia mí. Iba a perdedor y no me importaba, ya había perdido a Denis Gaita y que importaba perder la nariz o un diente, corrí como un búfalo de América Salvaje, avanzaba herido, y solo uno de ellos seguía haciéndolo en mi dirección, me tiré una patada voladora como Hulk Hogan y lo aplasté, le golpeé la cabeza hasta dejarlo inconsciente, como yo. Sin ideas y lleno de sangre, el cuico gritaba “Mamá…mamita” y más fuerte le pegaba, lo aturdí a combos, lo traté como si hubiese matado a un ser querido, en cierto modo, habían acabado conmigo, yo era un monstruo. Pensé en llenarlo de arena y enterrarlo vivo, algo me detuvo, la culpa no era de ellos, le pegué la última patada y me fui. Fue fácil golpear al cuico y los porcentajes decían que él estaba mejor alimentado que yo, pero tenía menos frustraciones y menos ganas de pelear. Todo se había terminado entre nosotros, me subí al bus y comencé a buscar mi asiento y a una nueva compañera. Una muchacha rubia dormía con una paquete de galletas de vino en las manos. -No creo que este borracha- pensé.
Busqué mi número que por suerte era de la ventana, una abuela estaba sentada ahí y le mostré mi ticket, ella gruñó: -¡Mal educado!-. Ya había tenido muchos problemas como para enfrentarme con una vieja de lentes y con la menopausia viva. Vi mucha gente rubia y morenos que vestían como rubios, no encontré ningún zapallo, pero si autos caros y casas que parecían sacadas de algún cuento de Perrault. Dormí de vuelta, detuve el bus en Las Rejas y volví a Eureka. Era muy tarde y la neblina insinuaba a Jack El Destripador, si hubiese aparecido esa noche quizás yo lo habría destripado a él. La gente deja la basura arrumbada en los postes de luz, los perros rompen las bolsas y por cartoneros hurguetean por cachureos. Los perros se pelean una perra, tal como yo lo hice en la tarde.
Luna conversa con el médico por teléfono, ella se ríe y le dice que no dejará que la opere tan rápido. Me sirvo un té caliente y le paso el westers a Paz, ella hace barcos y aviones con los capítulos, algo terrible me entra en el pecho, es una bola de miedo, me sale un suspiro y me desahogo un poco, casi nada, bebo el té y me encierro en mi pieza. Coloco música y tomo amitriptilina para dormir, no puedo hacerlo, con pena me cuesta hacer cualquier cosa. En el amor muchos pierden, unos más seguido que otros, mis amigos han perdido, mis vecinos han perdido, mis padres han perdido, todo el mundo ha perdido. Yo he perdido, si deseamos ser felices, de algún modo debemos rechazar al amor, los ojos me tiritan otra vez, me estoy transformando en María Magdalena, la raza humana es la más curiosa, y buscando por aquí y por allá, encontramos sexo y deseos oscuros, las mujeres son artificiales y los hombres avanzadas bestias en estas lides. Hoy busqué mis lágrimas y las encontré, al menos gané las dos peleas, no podía perder en todo, también gané una carrera y en la otra casi lo consigo, la potranca falló. Un extraño pensamiento me da vueltas en la cabeza.
-¿Alguna mujer vale una lágrima?, ¿algún hombre vale una mentira?, el futuro es un laberinto de veinticuatro horas, por fin tengo sueño de verdad. Sigo buscando palabras groseras para describir el día. Decir amor es suficiente.



8 comments:

Verena Sánchez Doering said...

lo lei completo y escribes genial, haces viajar, pensar y re pensar
lo que mas me gusto saber que eres chileno, yo tambien
gracias por tus saludos en Sucesos, Freyja es una Diosa Nordica, no tengo el ego tan alto al sentirme Diva o Musa, solo hay que vivir la vida y envolverse en letras
un abrazo y que estes muy bien
besitos y que mañana sea un lindo dia


besos y sueños

Coctelmarx said...

Sigue Sunflower sutra

Verena Sánchez Doering said...

hola, gracias por tus saludos
la verdad no tengo nada que esconder de mi dolor, escribo desde niña y siempre he ido contando mi cosas
ademas vengo de mil sucesos que me ha sucedido que ya lo saben
no te estoy dando un explicacion, te estoy contando, no podria mentir
que estes muy bien, besitos



besos y sueños

Elver Cruzila said...

SOMOS LOS NUEVOS AMIGOS DE LA GALAXIA, QUE HONOR, perdón no me di cuenta que ocupaba las mayúsculas, te mando la mejor onda del fin del mundo.
Salute.

Elver Cruzila said...

Mi editor coctelmarx dijo algo a las dos de la madrugada, nada nuevo.

Ciriaco Pescador said...

"Cocaine blues", una nueva canción que empieza a sonar en las calles, late fuerte, se agita en lo profundo, deep in the ground...

Coctelmarx said...

A Ciriaco le gusta "la del burro blues" guevea anonimamente a todos y cuando le dicen algo divertido , se arranca como una niñita.

Clau said...

Valentina la vecina