Wednesday, November 08, 2006

Graffiti works



SIN LOCURA NO ES NADA


Una vez juntos y con planes de beber una inofensiva cerveza nos bastaba para ver amanecer, antes de eso fumé cogollos que fueron obsequio de Dios, Joan Kongos solo cigarrillos, sobre el puente que atravieza la panamericana y a sus locos autos y que conecta con su bella estructura el Registro Civil y la Arcis, nos bebimos una mineral de limón lo suficientemente helada como para contraer un implacable catarro, Joan trae un celular de última generación, con espejo y maquillaje, nos basta con las bandas que se reciclan ahí como abejas endulzando miel, Happy Mondays, Morphine, Divididos, Emmanuell Top, después de The Ganjas quedó la cagá en nuestras ordenadas vidas y nos fuimos por ’‘ la ruta de la chela”, partimos a una botillería reluciente, Barrio Brasil, techos altos, copetes hasta el techo y diversos tragos que repletan la estantería con fondo de vidrio, el mesón y un tata, bien parado todavía el señor, nos vende dos tarros de Heinecken y ya el solo gesto técnico de destaparla nos trasporta, ahí congelaría la imagen... y una voz en off diría : - ¿PORQUÉ? ...
De ahí para adelante la historia es otra, bares, mujeres , uno que otro coqueteo con la más borracha del antro, perreo incluído, seguimos bailando The Bravery, Fearless y las chicas ya gritaban en mi oído, decían hueás absurdas, salidas de cualquier contexto, parecían muy entusiasmadas con las cervezas, como todas parecían más jóvenes que yo para mí era un placer compartir con tan hermosas y dantescas mujeres, labios pronunciados, amplia sonrisa, senos altos, podía respirar una energía orgásmica, sus rulos rubios y la confianza de saberse bella, muchas cervezas nos llevaron a buscar otro bar, que es la especialidad del Barrio Brasil, diez pasos, otro bar, mirábamos minas, no hay no entramos...hay minas, entramos. Ahí brota en plenitud la FILOSOFÍA PIPORREANA, esa subcultura viral de cagar al otro de una forma tan estúpida que solo da verguenza ajena, Joan es precursor de esta ideología, entramos a teatros, a fiestas en altas azoteas de lujosos edificios, nos quedábamos quietos con cualquier señorita a vaso lleno, en cualquier mesa nos sentábamos y opinábamos sobre las medidas anatómicas de las damas, ellas querían saber el número de calzado nuestro a lo que Joan respondía -Cuarenta y seis.

Solo una muchacha gritó eufórica, la más borracha y sin duda la más simpática y extraña de todas, cuando bailaba abría la boca como si estuviera saliendo por televisión, y se reía mirando el vacío, nos mostraba su lengua empapada, compramos Red Bull para todos, a la chica más borracha porción doble, de igual forma la perdimos, seguía igual, peor, nos dejó fotografiarle los senos en el baño, Joan le decía al oído: “Mira...pero mira, solo una vez, un solo besito” (le chupaba las tetas y yo veía como esa cristiana ardía, me apreté los cocos fuertemente con la mano y salí del baño, en un pasillo oscuro propiezo con una flaca no tan aliñada como la primera pero solo quería conversar con ella, al parecer tenía esa urgencia, la dejé hablar mucho rato, el suficiente para saber que leía a Dostoyeski, y sabía cosas como que murío a los sesenta años, sufría diez ataques epilépticos anuales y como en esos remotos años (1821-1881) no existían los fármacos para esta enfermedad, a los desvalidos los encerraban solos en una pieza, con luz apagada y amarrados, en la boca los amordazaban con un trapo. Dostoyeski debe ser sino el más grande de los escritores en describir, descifrar sicológicamente a sus personajes, obras magistrales como Crimen y Castigo, donde analiza las fuerzas en tensión del individuo y sus circunstancias ambientales y psicológicas. La muchacha miraba con dislocada simpatía, debe haber tenido sus fundamentos para estar así, en otro rincón Joan seguía disparando irrealidades coloridas y aromatizadas en cebada de la más cara cerveza del boliche, una Kussmann repleta de otras irrealidades burbujeantes. Todas las mentes intentando en un momento determinado realizar una curación colectiva, en psicomagia sería visto como una consecuencia de una vida racional. Esperamos vivir largo tiempo y sin duda, de la mejor forma. Nos fuimos del bar sin pagar la última cuenta, nadie nos veía y tranquilos salimos despidiéndonos como caballeros del portero que atentamente nos abría la puerta, Joan no quería correr pero por precaución lo hice trotar unos dos mil quinientos metros y doblar cuadras a diestra y siniestra, entramos a un motel y entre ligustrinas resecas aguardamos reponiéndonos de la carrera. A los minutos volvíamos a tener sed, una sed asfixiante, incontrolable, si le decíamos NO a la una cerveza era peor que decirle No a la vida. Entramos campantes a una botillería de la Plaza Brasil, llenos de un candor pedante que conseguimos en bibliotecas y salas de arte del mismo Barrio, Joan contesta su celular, antes el mismo lo programa para que suene, mientras él conversa con nadie temas de serigrafía y electricidad pedí cuatro Heineken, papas fritas, aparte les dejaría el dinero por los envases, Joan apunta
cuatro red bull y con su voz entre cuico y tonto agrega -Y un paquete de Viceroy rojo viejito por favor. El peruano que atendía ya empezaba a desconfiar de nosotros así que saqué la billetera y comencé a mostrarle tarjetas y con ademanes seguros quise agregar a la cuenta dos tarros más de Red Bull, en eso tomamos las botellas, los tarros y los cigarrillos y emprendimos una loca y desquiciada carrera con todo a cuentas, corríamos cagados de la risa, un viejo borracho que meaba un árbol se reía y nos saludaba, pobre perro que se atravesó a ladrar en mi camino, mi carrera corría peligro así es que con un certero voleo el perro viajó y voló por el aire aullando hasta mitad de la calle, yo iba lejos de Joan, nunca ví atrás, mis pantorrillas ya estallaban, comencé un remate a toda velocidad, Joan me suplicaba que no lo adelantara, calmé mi tranco y volvímos a meternos en unas ligustrinas esta vez frondosas y mantenidas, en el pasto reposamos mezclando las Red Bull y las cervezas, ya sin aliento seguimos caminando sin rumbo, despertamos y hablamos a mendigos y compartí con ellos unas mezclas, Joan antes de que bebíeran les decía que le habíamos puesto pastillas y otras mentiras con tal que los mendigos no bebieran, si alguno osaba beber de igual forma salía yo y le aseguraba que no nos haríamos cargo de él si moría, el tercero que despertamos quería beber a toda costa así que lo intimidamos diciéndole que dormiríamos con él porque habíamos asaltado una botillería, el mendigo arrancó a cien por hora, era gangoso y Joan le preguntaba burlándose si quería quedar hablando bien a patadas en el hocico, el hombre huía viendo atrás, no sé de donde sacó fuerzas, pero corrío, gritaba cosas, nos reíamos, seguimos bebiendo nuestras cervezas con energía taurina excediendo en lo prendido, fumé y nunca lo hago, entramos a un edificio en construcción, los guardías nos sacaron respetuosamente, entramos a una obra de teatro en el callejón del mismo Barrio, yo encendí un incienzo y nos sacaron, parecíamos muy idos según la coordinadora de piso, nos sacaron también sin violencia y sin que nadie notara como nos discriminaban sin dejarnos ver la obra, lo que me parecía hasta tierno y adulto, la obra era una mierda.
Teníamos dinero así es que compramos unos tarros de cerveza y los bebimos lentamente conversando con el dependiente de una funeraría de Avenida Matucana, el señor nos abrió la puerta cálidamente igual que una muerte por exceso de calmantes, bebimos y conversamos, el hombre solo repetía lo que yo aseguraba con mi fastidioso timbre etílico, -¿PORQUÉ SON TAN CAROS LOS CAJONES POS CABALLERO, SI LA MUERTE ES TAN BONITA?
-Son caros los cajones -agregaba el hombre con cara de gueón cínico.
-RESPÓNDAME USTED.¿YO ME PUEDO PROBAR UNOS DE ESTOS PIJAMITAS DE PALO SIN COMPROMISO DE COMPRA?
-Claro que si señor, pero tendría que quitarse los zapatos.
-Ningún problema pues señor mío, seguía un orgullo dormir una siestita en uno de los más caros de su local.

Joan alega que mis pies, en rigor, deberían estar podridos, que no haga ni tal, por favor. Jugamos con los cajones fotografíandonos en ellos, el viejito también se ponía para las fotos, Joan lo besaba en la boca y el abuelo con su bigotito hitleriano le estiraba la trompita dulcemente. Entre foto y foto nos bebimos otros litros de Heinecken.En una de las fotos Joan le apunta con los dedos simulando una pistola, yo salgo a mirar a la Avenida por si acaso no aparece la policía y por error nos vemos envueltos en una balacera en nuestra contra. Nos despedimos del negocio de la muerte, nunca pensé que carretearía en un sitio tan tétrico (para todos los de habla hispana creo que es preciso agregar que en Chile el término carretear viene precisamente de los “beat americanos” que hueviaban por las carreteras de México, Estados Unidos, Marruecos, en sentido figurado por supuesto, hasta uno que otro viajó a volarse por el sur de Chile, Bolivia, Ecuador, Perú. Todos buscando carretear en busca de nuevas sensaciones.
Volviendo a los perros muertos nos quedaba todavía engañar a un taxista que nos llevara de un extremo de la ciudad a otro, mientras esperamos el vehículo los travestis se agarraban a coscachos con borrachos que pretendían tocarle las tetas y el culo gratis, eran verdaderas peleadoras callejeras, “warriors fifi..”
El pisco volaba , los carterazos, la policía no pescaba, unos cogoteros golpeaban a un viejo a menos de doscientos metros, todos veíamos y la policía caminaba en indisimulada distracción, un taxi se detiene y una señora que seguro era la mujer, o amante del taxista nos pregunta hasta donde vamos, sin responder le mostramos el dinero y nos subimos, conversamos educadamente, un poco de arte, un poco de la cuestion social de los barrios, los asaltos, los jóvenes, en fin, el chofer miraba por el espejo retrovisor y sabía que pobres no éramos, hueones menos, pero plata tan vez no traíamos así que detuvo el auto a una orilla del camino y pidió ver las lucas, prendió la luz del techo y volteo con ojos enrarecidos, -¿que onda cabros? ¿quien tiene la moneas ? . No se preocupe por gueás amigo- le respondo mostrándole mi Festina a la viejita que lo acompañaba. -Somos cabros decentes -alegaba Joan. Bajémonos Elver- ¿Que onda caballero? Mi abuela es montepiada del Ejercito. Disculpe chofer pero ahí se me calló, nosotros esperaremos un radiotaxi mejor, deténgase.
-Disculpe joven, es que usted sabe como es la noche..-¿Como no voy a saber si carreteo todos los días?- Usted tiene cero tacto. -A la izquierda por favor. Avanzábamos. ¿Derecho? -Si derecho por favor. La última a la izquierda y llegamos, aquí no más, se estaciona y suspira aliviado, salto auto afuera, Joan por su puerta hace lo mismo, corrimos otra vez, ahora mis piernas ya desfallecen, -Espérame maricón- le grito. Llega a su casa y se despide haciéndome el golpe en la palma de la mano como en las carreras en postas en atletismo, sigo corriendo y por fin llego.



8 comments:

Ciriaco Pescador said...

Que pena haberme perdido todo aquello, mientras tu oscilabas de bar en bar, como un péndulo, yo cantaba acerca de como ganar carreras por piés, ironía de la vida. De todas formas, de un tiempo hasta ahora ya he hecho bastantes brindis por aquellos de quienes me alejé.

Suena "Lycanthropy" de Patrick Wolf, mientras te dedico un shuni mudra, pues la espera en las salas de hospital son tenebrosas.

Ciriaco Pescador said...
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Elver Cruzila said...

No entiendo nada de lo que dices, que es eso de los brindis por aquellos de quien te alejaste. Yo creo firmemente que nunca estuviste cerca, ni siquiera al lado, shuni mudra y todos esos dialectos inventados por tu lado cursi también me parecen lejanos.
Ah, y las salas de hospital, la verdad no entiendo nada de tus posteos.

Ciriaco Pescador said...

¿Por eso escribes?, y no te quieres dar el tiempo de entenderme. Bien. A eso llamo humanismo.

Coctelmarx said...

¿Está pesá la pista ciriaco? , deberías haberlo pensado cuando tirabas esa mierda y luego sonreías nerviosamente en esas madrugadas solitarias.Ahora comprendemos, que tienes un fun club de calcetineras, que quieras dar la imagen de un hombre maduro (descuida nunca les mostrare esos comentarios pendejos a ellas) más bien les dire que eres un sabio que habitaba en los bosques de Chiloe.

Ciriaco Pescador said...

Álvaro, no creas que encontraste en mí al interlocutor perfecto, si el mar (con "M", mayúscula si lo deseas) ya no te aguanta es porque ya nadie lo hace. Piensa en lo siguiente, ¿quién cada fin de semana vuelve y vuelve a volver a su hogar materno?, ¿regresa una y otra vez a la seguridad y el cobijo del hogar materno?. Yo me fuí de casa, no he heredado nada de nadie, tengo un hijo y una hermosa mujer, trabajo, deudas, verdaderos amigos, la verdad tú y tu clan me aburrieron, respondo por mis actos como un individuo autónomo, mientras tu lees y te instruyes a la no despreciable edad de treinta y un años bajo el alero de tus padres. ¿Ellos pagan el alprazolam?, ¿también pertenecen al club?. Salud y suerte a ellos. Borraré todos y cada uno de tus post futuros. Que Dios te bendiga y proteja en mi ausencia.

Joven Elver. ¿dijiste alguna vez mirándome a la cara lo que afirmas aquí?, ¿que nunca estuve cerca?, lo dudo y si lo recuerdas te pido me lo digas.

Coctelmarx said...

El Estado me cobija como a Hegel , estudio integramente gracias a él. Era simple un gesto de valentía el que se te pedía no censurar los comentarios como yo no lo hice . Deberías pertenecer al club alprazolamico , (te tomarías las cosas con calma y no te hubieras desperfilado con medio Chile, pero no te preocupes tus fans no se enteraran, no perderan al ser mágico que les regalas ). Pero bueno para terminar con esto que ya se torno fome (cuando se desenmascara al malo se termina la serie como en Scooby doo)entro en la paz de los bosques y seres mitologicos de chiloe, creo un rio Jordan para bautizarte , estas perdonado, las puertas del cielo te esperan.(Como Kafka quemo los veinte y tantos comentarios de mala onda gratuita que pudieron expresarse con toda pluralidad y que te trajeron buenos momentos , en el fondo tu placer me importa)

Ciriaco Pescador said...

HEGEL, SCOOBY DOO, LA BIBLIA, KAFKA, COCTELMARX.