LA QUE ME PARIO (segunda parte)

Si supieras como te extraño, eso que dicen de las madres es cierto “porque cuando una madre llora se nubla el pensamiento”, te acuerdas cuando éramos felices juntos, yo tiritaba cuando volvías de mis reuniones de curso, temblaba cuando mi caña me mataba y tu justicieramente (según tu pensamiento milico) me levantabas igual entre gritos y caceroleos desvencijados, con la cuchara de palo en las paredes, extraño que digas buenos días Elver, echo de menos cosas estúpidas, por ejemplo que sufrieras porque decías que no te escuchaba cuando sabes que es imposible no hacerlo. Su voz es mi salud, mi melancolía, pienso en su voz porque eso que dicen de las madres es cierto “Madre hay una sola”, ¿como no?. Veo como Ian Vicente ama a Denis Gaita, su madre, y estoy seguro que así era yo de niño-jote, de catete, de hiperkinetico, de tierno. Este último período he disipado el tiempo tratando de entenderte, te observo y pienso, ¿cuando uno ama que hay que entender?.
Nosotros somos UNO y cuando uno de los dos muera seremos solamente un medio humano porque la mitad del otro no estará Y NOS FRUSTRAREMOS, muchas veces crees que soy un escritor de segunda y piensas “el Elver escribe puras cochinás”.
A veces creo que tu eres yo, y en su efecto-defecto, yo soy tu. Muchos días sufro tu ausencia, es cierto también que estoy resignado porque también tengo al Ian y a Denis que me aman de igual forma. Se dicen tantas cosas de las madres que voy a intentar decir algo nunca antes dicho, al menos puedo estar seguro que nadie lo ha intentado contigo.
Eres deslumbrantemente frontal en tu timidez, estoy en alerta roja porque crees que tus días de madre han concluido. Eres un pilar para la familia, imagina nuestras vidas sin ti, moriríamos fulminados, sé que ni siquiera tuve un parto normal, a decir verdad, yo odio a los normales. Conozco tus ideas políticas, conozco tu forma desprolija de amar, conozco tus dolores lumbares, nací de ti y como tal conozco mucho más de lo que crees. Te abrazo te aprieto y te levanto en mis brazos en aires de triunfo, te beso la boca que me corres riéndote nerviosa, te amo locamente Mamá porque es cierto lo que dicen de las Madres, “están todas locas de amor por sus hijos”, están cansadas de soportarles también, pero ¿qué es mejor?,
¿tener un corazón frío o tener un corazón derritiéndose de amor?