Saturday, September 30, 2006

Por Rudahuel y Providencia Quaker. ( ESTOY CONDENADO A DECIR LA VERDAD )


Mi LIFE  .  The Ground Beneath Her Feet


En la micro hay poco que pensar de vuelta a casa, el sol o el frío, la hediondez o el micrero carreta, es el esmog o la música sound enfermiza, ahora el ritmo axé y mi coloquio con Juan Kongos, entre tantos cuerpos apretujados, sedientos y traumados, contorsionados en la micro hablábamos del sexo gore que creíamos haber tenido, le cuento que me pesqué al perro de la casa cuando chico y él, desganado, me entrega el secreto de los mamones que le daba su tía cuando llegaba del colegio, la historia felática de Juan salía de la realidad con sus ojos sin expresión, siempre era el mismo, excepto con alcohol, cuando hablaba entre cuico y tonto, y trataba sin fuerzas de pelear en los bares para no pagar la cuenta, y salíamos con la del bandido haciendo perro muerto.
-En la mañana me acosté con una compañera de curso y cuando acabé, ella me dijo que estaba embarazada de un primo del sur, no sé si creerle, pero parece que es verdad.
-Que tendría de malo, solo quería culiar y contarle un secreto a alguien, claro que se equivocó de persona.
-Elver, ¿es cierto que tu con la Josefina se bañaron en miel y mermelada una vez y lo hicieron así?
-¿Ella te lo dijo?
-¿Quién más?
-Esa puta siempre fue chivata delatora, de repente me acusaba con mi mamá, porque yo fumaba demasiada marihuana, podría haberle dicho a la suya que la Josefina me mordía el pico de pura celosa.
-A mi un compañero de curso en el “Salvador Allende” me chupó la tula, claro que yo tenía la conciencia infantil invertida.
-Igual la vendiste, ¿o crees que le pegaste al bueno con la felatio?
-Sabía que ibas a columpiar con la guevá, eres un maldito pollo hamburguesa de mono.
-No me da ni frío ni calor tu historia, yo me estoy pescando a la Josefina ahora y me da mucho gusto cuando la veo en pelotas, porque tiene un clítoris precioso, lleno de carnecita.
-No me interesa esa perra levantada de raja, me vuelvo misógino con su nombre, cagaba a todos los hombres que podía, los giles se dejan querer con sus ojitos de mosquita muerta y luego se arrepienten cuando los deja caer con las monedas.
Josefina me quería cuando pololeamos, pero siempre supe que si no tenía dinero estaba cagado, ella quería alguien con plata a su lado, como si fuera a salvar su vida ese cruel fascismo de poder ajeno, lo hizo y descompuso mi corazón. Nos tirábamos en su sofá de pera del living, nos besábamos en la cocina y ella paraba el poto y yo la apuntalaba hasta el lavaplatos, la apretaba estremeciendo sus delicadas tetitas de porcelana, nunca quise creer en sus palabras, sabía que todo se derrumbaría, me dolía llegar a quererla un poco, en la micro conversamos que lo nuestro estaba vacío, yo tenía el mundo entero para sus ojos verdes de puerca ensañada con mis sentimientos, ella tenía vacío los bolsillos y estaba perdiendo la paciencia y dejando al desnudo su mercenario ser, de música hablamos un poco, ella se tocaba las tetas bailando con videos de Depeche Mode y otras influencias musicales que le metía en la cabeza el enano Morrissey del Bío Bío y esas putas fiestas que produce en dónde lo único bueno es Happy Mondays y el whisky a luca, si sonaba The Smiths todos bailaban despavoridos y nadie podía hacerlo bien, al estilo Morrissey, algunos gays bailaban entre ellos y las lesbianas también en su onda, no había seguridad de mirar con intenciones sexuales o tal vez etílicas a una mina y no equivocarse y tener en frente a un macho con tetas, las mujeres compartían la misma ruleta rusa, los sexos se fusionaban en pares iguales y que mejor entonces, que bailar solo. Esa guevá de estar enamorado no se lo doy ni a mi peor enemigo, le daría una obsesión, un error tierno que fascina al caer. Cuando Josefina bailaba en esos dark side de Providencia yo escuchaba las cumbias pensantes en la Planet y Jorge González peleaba con Saturnino por distensiones mentales ebrias y los dos se querían besar, pero se gritaban y unos diyeis vinieron a socorrer a Jorge, es sabido que Saturnino no mata ni una mosca, con los hombres es budista, con las mujeres sadomasoquista y esa noche con Jorge estaba siendo un gordo amenazante para morir peor que un quiltro atropellado, Jorge tuvo que reaccionar así porque Saturnino es un profesional para cargar a los que se equivocan, como si estuviera limpio de culpa, su nihilismo empaña su inteligente actitud y cuando lo cargan a él, llora.
Me fui a descansar al sillón nuevo del living, descansar de nada, me ducho y quedo libre, me siento un escritor porque escribo un poco más de lo normal, creo que este documento puede ser publicado por algún viejo culiado algún día, quizás ese viejo de mierda sea yo mismo, aunque es muy difícil que llegue a pensar seriamente en la independencia editorial.
-”Para ser escritor hay que dedicarse con la energía de un adicto a las anfetas” -decía Jack Kerouac, en “On the road” .
Josefina tiene a su segunda niña del mismo pequeño hombre burgués, las ojeras le tapan la mitad de la cara, ayer por la noche un perrito guagua lloraba en la puerta del edificio y la hija de Josefina también lo hacía, yo la podía oír a través de la puerta, miré por el ojo mágico y la vi con un plato en la mano, le llevaba leche y puré al indefenso quiltro. Quise salir a ayudarle, pero no lo hice, ella baraja sus posibilidades con una rapidez increíble, se que estoy fuera de lugar, yo no le compraría a nadie en el mundo un abrigo de piel y menos la emborracharía con dinero para el super. Seguro que Josefina piensa,
-Te doy mi cuerpo y tu me das almuerzo-, Naked lunch criollo. Este planeta poeta le pone los ojos blancos, su ateísmo al amor dice que está loca de currículo, aunque el perro dejó de llorar gracias a ella. El tipo la pisa cuando se le para y su automóvil “reculiable” está pasado a perfume de otras perras, el muchacho es de Providencia y ella de Pudahuel, lo que puede derivar en unas niñas confundidamente locas, viciosas y resentidas.
Salí a recorrer Eureka Plaza con mi discman encendido, Tom Waits cegado, por suerte atravesé bien la calle, es día de feria y siempre atropellan a alguien en este caos de la verdura, llegué a la Plaza de la paloma sagitario y me senté en un engrudo de cemento y piedras, unos abuelos arreglan la plaza con flores multicolores y un vino escondido de la policía, son viejos conversadores y jubilados agotados, preparo un porro con mucha marihuana y unos niños se eligen para una pichanga de cuatro por lado, se me acercan unos volados y me piden un papel, mientras lo busco, uno de ellos dice entredientes que vienen los pacos.
-No huevón, van a seguir derecho- dice otro de rasgos gitanos y aguileños.
-Van a dar la vuelta.
-Tira el pito a la chucha flaco -me grita uno que se abrocha las zapatillas abrochadas.
-¿Tienes mucha marihuana? -le pregunto a uno que usa cintillo.
-Dos paquetes.
-¡Mierda!-

Se baja un paco alto con la metralleta colgando de una correa negra, suenan las vulgares y típicas voces de marciano en clave en el interior de la patrulla, el paco apuntando con el cañón nos obliga a poner las manos sobre el techo de “la zapatilla” y las piernas abiertas, el techo de la pocilga tiene la patente inscrita y caca de paloma impregnada, en Pudahuel no te tratan como en Vitacura por citar reales diferencias, a veces no comprendo porque los ricos pagan sus delitos en cárceles jaibonas y no donde todos los delincuentes. La zapatilla verde con caña se abre las nalgas para nosotros, le encuentran los pitos al volado de cintillo y lo suben entre forcejeos desmadres, su amigo reclama diciendo que son cabros tranquilos y que están trabajando en un camión a la vuelta.
-Déjenos ir señor policía por favor -decía con histriónica cultura orgullosa.
Otro paco busca evidencia en el asiento y escarba la tierra como un perro que esconde un hueso, busca entre las hojas secas del suelo, encuentra el cuete quemado ínfimamente y se lo carga al del cintillo, ese era mi perno. Aún estaba virgen ese cogollo andino.
Se van con el loco arriba, antes nos revisaron las billeteras, los bolsillo perros y las calcetas, verificaron nuestros datos en el computador central y nos trataron de hacer olvidar lo inolvidable, antes de avanzar ironizaron con mi corte de pelo neopunk.
-Con la plata córtate bien el pelo saco de guevas, no gastes más en esta mierda.
-Ojalá queden volados con mi pito. Delincuentes policíacos -pensé.



4 comments:

Ciriaco Pescador said...

bien y gracias.

Ciriaco Pescador said...
This comment has been removed by a blog administrator.
Elver Cruzila said...

Quién será este caballín blanco me pregunto?, LA VERDAD es que estoy super preocupado, caballín.

Clau said...

de seguro Josefina ahora esta bien.....